El casco antiguo de Guadalajara ha variado a penas estructuralmente, por lo que su estudio en la actualidad es relativamente sencillo al mostrarse muy bien diferenciado respecto al crecimiento urbano del siglo XX. Se trata de un casco geomórfico, compacto, de calles estrechas que se adaptan al perímetro de las antiguas murallas y del terreno. Muestra un claro eje longitudinal –la Calle Mayor- que antaño hacía de camino de Madrid-Zaragoza, y que debería de ser uno de los caminos que hicieron posible el asentamiento de la primitiva población.
Dirección longitudinal de la ciudad. Foto aérea años 60
La forma triangular de la ciudad medieval viene dada por el perímetro de las murallas árabes, adaptándose éstas a su vez a la geografía, determinada claramente por los barrancos del Alamín y de San Antonio, al Este y Oeste respectivamente, y la meseta ligeramente inclinada que ambos forman y que sirve de asiento para las construcciones de la ciudad. Estos barrancos han sido tan determinantes en la forma de la actual ciudad que hasta finales del siglo XX han sido prácticamente infranqueables, y sólo gracias a las nuevas técnicas urbanísticas y a la ingeniería han podido ser abordados y salvados para favorecer el crecimiento de la ciudad.
La expansión primera y fundamental de la ciudad se produce en los años 60, promovida mayoritariamente por ser declarada como “POLÍGONO DE DESCONGESTIÓN” de Madrid (1959). La ciudad crecerá en un primer momento en base a estructuras preexistentes por el escaso poder económico, como puede ser la prolongación de la Calle Mayor hacia la calle Virgen del Amparo o el Paseo de Las Cruces en el eje de las puertas del Mercado y Bejanque. Estas nuevas calles generarán a su vez un nuevo tejido urbano, muy diferente del medieval de la piña central, que propiciará la creación de nuevos ámbitos, como serán la ciudad jardín, barrios comerciales y barrios netamente residenciales.
Barranco del Alamin. En el centro, el Alcázar
La actual expansión de la ciudad se realiza a modo de grandes polígonos, sin tener en cuenta la antigua urbe, y con grandes inversiones de dinero que arrasan con cualquier obstáculo del terreno, tan determinante como lo fue en tiempos no muy lejanos.
Autoría investigación: Jose Enrique García Mínguez, Jose María Monreal Periañez y David de Lucas Alonso
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