El edificio es un volumen quebrado con un aspecto tosco pero ligero, con un programa muy bien empaquetado como se puede ver el planta y con soluciones muy atractivas para los acabados exteriores pero también para los interiores.
Esta es la descripción del edificio en la web de los arquitectos:
La estrategia básica fue la de generar los accesos por la zona noroeste y desarrollar desde este punto el programa de planta baja. Junto con ello se decidió vaciar los rellenos del antiguo campo de fútbol. Así se liberaba una planta semisótano, destinada a instalaciones y almacenes, y a garaje semiabierto con abundante iluminación natural.
El volumen principal, que se ancla al terreno en el extremo norte y noroeste, se despega al avanzar hacia el sur. La presencia exterior se manifiesta compacta, casi ciega, pero el protagonismo de la fachada lo llevan precisamente los puntos que rompen el orden y la planeidad de sus fachadas blancas y le dan la escala de edificio público: las ventanas profundas rasgadas verticalmente, que consiguen abstraer la escala de edificio y presentar un objeto tallado.
Una vez traspasada la corteza de la piedra, la pieza muestra un interior metálico, de donde nace la caja superior, que señala y protege la entrada con un gran voladizo. Para las fachadas interiores la estrategia es la contraria. Los materiales vítreos, la mayor contención de la escala y el jardín en semisombra arrojada por el propio edificio, todos ellos son elementos que pretenden humanizar el edificio una vez traspasada su condición de elemento urbano hasta convertirse en una sucesión fluida de espacios
Información e imágenes: Estudio Diaz Rojo - Cinca
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